jueves, 23 de junio de 2011

Rojo Vida

Palacio de Montjuic, foto de Gloria Reyna


Sale por la cánula y entra en la máquina que depura, sana y, como en el anuncio, da esplendor.

Cuatro horas de corazón añadido, de palpitar al unísono sin perder el ritmo, ni la armonía.

Una plegaria interior para resistir ese doble esfuerzo y para que el frío que invade las arterías se disipe rápidamente bajo la piel.

Mimos y arrullos para que el rojo vida no huya a borbotones, dejando a su paso la palidez en el rostro.

1 comentario:

  1. Sin ser explícita ni entrar en detalles más o menos escabrosos, logras un impacto emocional en el lector.

    Espero que lo que describes no sea una experiencia muy cercana. Un abrazo, Gloria.

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Gracias por leerme