viernes, 28 de octubre de 2011

Diente de león -La madre

Malpartit, foto de Gloria Reyna


Hoy para una madre, no existe cielo ni tierra
ajena a todo, sus piernas apenas la sostienen.
la congoja no le cabe en el pecho, toda ella se ha roto
y no quiere dejarlo solo, no quiere dejarlo ir.
Las palabras de consuelo le retumban en la cabeza,
No acaba de creerse lo sucedido,
era un día como cualquier otro
y sólo lo dejó un instante,
Ahí las lagunas de su mente, sólo la dejan recordar los gritos
el mugido de las bestias en el establo
y la imagen de su hijo entre las patas de los animales.
Ya no le reñirá por llenarse los bolsillo con el maíz de las gallinas,
Desmadejado, como un espantapájaros,
allí quedó en el establo.

Recuerda al padre llegando
del campo y abriéndose paso entre las bestias
apartándola a ella de un empujón,
dando puñetazos y patadas a todo lo que
encontraba a su paso hasta que lo recogió
del suelo y salió corriendo y gritando
como un loco en busca del médico.
Pero ella no corrió, se quedo en el establo
mirando como se alejaban,
sabia que era demasiado tarde,
no había nada que hacer
lo sentía así porque minutos
antes de encontrarlo ella ya sentía
en sus entrañas que su hijo estaba muerto.

Ahora dos mujeres la ayudan a seguir adelante
hacia la tapia blanca a la que no quiere llegar,
Intenta no encontrarse con la mirada acusadora del padre.
El sol la ciega, o tal vez sea ese dolor
agudo que cada vez se hace más grande.
¿Por qué a su niño?, ¿por qué a ella?,
¿por qué Dios?
¿Por qué?

-Fin-


miércoles, 26 de octubre de 2011

Diente de león -El padre

Foto de Gloria Reyna


Como inflorescencia madura que
el viento arranca y dispersa en el aire
así se lo han arrebatado entre todos.
El primer culpable de su agonía,
ese Dios en el que no cree ni conoce y
que celoso y vengativo le ha robado la vida.
Cómplice de esta horrible felonía,
la insensata mujer que se llamaba
así misma madre.
Si pudiera, se arrancaría el corazón
con la mano para acabar con este dolor
que se le extiende por todo el cuerpo,
como metástasis de la horrorosa realidad
que a ratos le asalta en su embotada mente.

A penas puede mover la mano derecha,
debió rompérsela cuando entró en el establo
y la emprendió a patadas y puñetazos
con todo lo que encontró en el camino.
Sólo quería rescatar a su hijo, a su
pequeño, de las pezuñas de las bestias.

No vio a nadie cuando salio corriendo hacia
la casa del médico, solo oía gritos que lo
llamaban para que se detuviera, no podía hacerlo
no podía reconocer la terrible evidencia
que voceaba el cuerpo desmadejado de su pequeño.

Ni la familia ni los amigos le han dicho una palabra,
prefiere que sigan así, mudos; no podría soportar ninguna
de esas malditas palabras de consuelo que
mecánicamente recitan.

Nunca, nunca perdonará a su mujer,
ni a ella ni a Dios, en el que antes no pensaba
y ahora no puede quitar de su cabeza.
No quiere deshacerse del resentimiento
que le ha nacido contra ellos,
ese será su único consuelo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Voy sola

Foto de Gloria Reyna

Voy a tientas intentando no tropezar
porque apenas los distingo en esta penumbra.
En medio del caos la imaginación
crea irrealidades que me acobardan.
Temo que cualquier roce
desate mi desespero.
Tomo aire.
Qué suerte los que han podido
poner tierra o mar por medio,
o los que han cerrado los ojos para no verlos.
Seguir adelante es el único camino,
no puedo sentarme a esperar que
desaparezcan ni cabe la retirada
porque nunca es honrosa.
En este camino no espero
que nadie me acompañe, voy sola.
Cada cual con sus problemas.

viernes, 21 de octubre de 2011

Sin más

Foto de Gloria Reyna

Me gusta estar así,
contigo a mi lado
en silencio
repasar con los dedos
tu nombre
Oír a lo lejos como pasa
la brisa y seguirla.
Cerrar las manos y llevarte conmigo.
Escribir miles de palabras
que sólo tú puedes leer.
Pasear por ese horizonte
sin aristas que tú me das.
Así, sin más.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Adiós caricia, adiós

Foto de Gloria Reyna

Música de fondo a un viaje
que no sé sabe como terminará.
La estación queda lejana,
no miro atrás porque
los árboles desnudos esperan.
No corras amor sobre la nieve
porque siempre dejarás tus huellas
en el camino quedarán
las lágrimas que guardas en tu mano.
Sólo mírame una vez más.
Adiós caricia, adiós  

lunes, 17 de octubre de 2011

El árbol

Foto de Gloria Reyna


Hasta su sombra,
la que no pertenecía a nadie,
hasta esa me han quitado.

Una mano criminal
lo ha cortado casi de raíz,
pero aún así, el muy obstinado,
asoma por una ramita
nacida en el borde
del oscuro cráter de corteza

Eso fue ayer.
Hoy ya no estaba,
la han arrancado.
Demasiado verde,
demasiado tierna,
demasiada vida naciendo.

Parece que siempre es igual
alguien que te cose la boca
para que no comas esperanza.

jueves, 13 de octubre de 2011

Mares de nubes

Arrecife, foto de Gloria Reyna



Mis ojos, mares de nubes
donde las lágrimas se cobijan de ese viento
que arremolina los pensamientos.
Los lleva, los trae, los aleja.
Te aleja.

Como con una barca ante la tormenta,
ato cabos y distancias.
Un nudo en la garganta
para no decir tu nombre;
otro en el corazón
para recordarte siempre.

Mi amor sumergido en miel
al abrigo del silencio.

lunes, 10 de octubre de 2011

La vida pasa

Arrecife, foto de Gloria Reyna


Hay días vacíos
sin luz, sin corazón,
donde todo es plano,
desde las ideas hasta el electro.
Y a veces, además,
se alia con la sed
y con las iras contenidas.
Ya se sabe,
en cuanto te descuidas
crece la maleza entre las flores,
mientras  la vida pasa llena o vacía.
Habrá que abrir las manos
o mejor los brazos,
olvidar las penas.
Respiro hondo,
respiro esperanza.
Recupero el rumbo.

jueves, 6 de octubre de 2011

En la mente de un asesino

Foto de Gloria Reyna

Hoy todo cambiará, la vida empezará de nuevo
sin que nadie lo sospeche.
Dejaré de ser "el del almacén frigorífico”,
ese del que no saben el nombre,
del que apenas han visto el rostro.
Siempre con la carga a cuestas,
con la pieza de tela manchada
echada por encima de la cabeza
como si eso me librase de la sangre.
Creen que es un trabajo ingrato estar todo el día
yendo y viendo con la carne a cuestas.
Pero yo disfruto, estoy donde quiero estar.
El ignorante, el don nadie,
les dará una lección a todos.
La sangre correrá por mis manos
porque es la única que puede acallar mi mente
y hacer desaparecer las voces.
Cada noche igual, en cuanto me tiendo en la cama
ahí están sin dejarme descansar.
Cada día me siento más débil, me faltan las fuerzas
por eso he decidido hacerlo hoy,
antes que no pueda moverme.
Esta tarde, cuando ya todos se hayan ido
cogeré prestada para la ocasión
la cuchilla de despiece. Es mi preferida.
De mango corto y con los dientes bien afilados.
Mañana sólo yo sabré de quién
es el perfume que me cubre.
La impaciencia me mata,
noto cómo me palpita el corazón.
No puedo esperar más.

Cada noche a la misma hora
sale del hospital para irse a casa,
camina rápido para que no se le escape
el autobús nocturno.
La espera en la parada se le hace eterna.
Por suerte, hoy, hay otra mujer que también aguarda
le sonríe y se sienta a su lado.
Respira aliviada.

Apenas hay tráfico, éste el es momento.
Un movimiento rápido alrededor del cuello
y dejará de preocuparse por cobrar a fin de mes.
Su grito quedará ahogado en sangre.

El día se cuela por el pequeño ventanuco
de la cámara frigorífica del matadero.
Las reses abiertas en canal aguardan colgadas
y alineadas para ser transportadas y distribuidas.
Extraño ver entre las bestias unos pies desnudos
que se balancean; por su dedos resbala lenta la vida.

Ha sido un trabajo limpio, como de costumbre.
Todo está lavado y aseado,
ya he guardado el traje y la peluca,
puedo dormir tranquilo
Una última mirada a mi trofeo,
algo insignificante para recordar esta noche.
Estoy impaciente por ver la noticia
en los periódicos.
No saben que mi colección no ha hecho
más que empezar.

En un tablero de corcho pinchadas como
mariposas, un par de pestañas
han dejado de parpadear.
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martes, 4 de octubre de 2011

Un sorbo de vida

Foto de Gloria Reyna



Los dedos se mueven
sobre las notas
despacio sin prisas
Me reclino en tus ojos,
sorbo el agua de la vida
y me siento palpitar.
Un, dos, tres
suenan las notas
y los dedos marcan el compás.

Las nubes acarician el cielo,
recorren vagabundas
tu mundo (el mio).

Entre ráfagas de amor
miro al cielo porque
si miro hacia ti
ya no veo nada.

En un sorbo de vida,
fuimos nosotros.

sábado, 1 de octubre de 2011

El beso dormido

Foto de Gloria Reyna

No quiero despertar
de este sueño.

Temo abrir los ojos
que la palidez cubra
el arrebol del cielo
y que sólo me envuelva
el humo del pasado.

No quiero cruzar el río,
que mis pies resbalen en el musgo,
ni ver cómo el tiempo
barre nuestros nombres
de la corteza herida del otoño.

Tan sólo quiero
que la brisa me lleve,
despertar el beso dormido
de tus labios,
ser pámpano engarzado a tu cuerpo.

Y cuando llegue el viento del oeste,
abriré los ojos,
me lanzaré sin ver
y seré pábulo de tu boca.
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