lunes, 16 de mayo de 2011

La ausencia

Foto de Fernando Reyna

Una maldición gitana
debió ser su despedida
pues desde entonces me sigue
su invisible sombra.

Ni un momento del día en paz,
sus mudas palabras y su infinito silencio
lo impiden.

Sin rostro ni voz conocida, cualquier
fugaz sombra me lo recuerda.

Nadie puede sustituirlo, pues al no estar
presente nunca ocupó lugar alguno.

Tropiezo continuamente con su mirada,
sin saber cómo es.

Mezclados llevo el deseo y el desasosiego
de una imagen imborrable que se desvanece.

Sin justificación ni lógica,
sigo en el loco anhelo de encontrar esa ausencia
con la fe de creer a quién no se ve.
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1 comentario:

Gracias por leerme