jueves, 28 de abril de 2011

Ingratitud

Foto de Fernando Reyna

La riego, la abono,
le pongo música y le hablo.

Me siento y espero, 
hay que tener paciencia,
estas cosas toman su tiempo.

Pasan las horas y los días
sin dar señales de vida
ni una flor, ni un fruto,
sólo me devuelve su dureza
y su mutismo.

Me digo que tengo que ser
constante, perseverar,
y que para testaruda yo,
seguro que al final
se le ablanda el corazón.

Pasan más días,
estoy angustiada, no sé que pensar,
no oigo el latido de su corazón, 
ni respira ni inspira.

Me rindo,
ya me advirtieron que de ti 
no sacaría nunca provecho.

Todos mis cuidados han
sido inútiles.
¡Adiós piedra ingrata!


4 comentarios:

  1. y.. que podemos esperar de una piedra... eso!

    ResponderEliminar
  2. Seguro que la puedes ablandar, menuda eres tú. Si le hablas un poco más te contesta.

    ResponderEliminar
  3. hasta una piedra tiene su corazón, solo hay que entenderla ....

    ResponderEliminar

Gracias por leerme