Foto de Fernando Reyna |
Cogió su vida, se la echó a la
espalda y ya nunca más volvió
la vista atrás.
Se marchó sin despedidas,
empujado por su destino,
solo el camino de chopos le
fue a despedir.
En sus oídos el ruido del agua liberada
que bajaba rauda por la acequia
bañando los campos de alfalfa.
En su boca el sabor del pan recién hecho,
y en sus dedos la bolita de miga que
acostumbraba a hacer para saber
si estaba bien cocido.
En sus ojos vigilantes las máquinas
que procesaban el trigo hasta
convertirlo en su blanco e inmaculado
destino.
Y en su resignado corazón,
solo añoranzas de su casa y
de sus amados libros.
Muy bello! muy descriptivo... algo triste sentirse asi, en una ida.. sin retorno quizás? nunca se sabe... yo tuve que regresar... y no quería, pero es lo que hay
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