lunes, 21 de marzo de 2011

UN INSTANTE


Amanecé y a través de las livianas cortinas
del balcón se entrevé la luz tenue de la mesita
de noche que cae sobre las sábanas liadas y
apartadas con la desgana de quién tiene
que ir a trabajar y no quiere.
El ruido de la ducha y de la maquinilla de afeitar.
El armario abierto con cajones a medio cerrar
habla de la precipitación con la que han sido abiertos
a la busqueda de una camisa y una muda en condiciones.
El vaho del baño, empaña el espejo y se expande por la habitación.
Olor a café y a loción de afeitar, todo a la vez.
Un último toque ante el espejo para intentar
domar ese mechón que le cae sobre la frente,
listo para salir rápida y distraidamente hacia la oficina,
con la misma monotonía de todos los días.
Y mientras apura su taza de café, pierde un minuto
de su ajustado tiempo en el control del correo,
No hay novedad sólo uno de esos pequeños
mensajes enviados desde sabe Dios qué cabeza,
que hoy por un instante le hace sonreir, y que nunca
deja sin respuesta.
La luz se apaga, todo queda en penumbra, y entre las
sábanas, una sonrisa cómplice y soñadora a ella se le escapa.
Ya sólo queda el sonido de la puerta al cerrarse y unos pasos
rápidos que se alejan.
Solo fue eso ..... un instante.

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho tu narración de un amanecer.... quizás revoltoso anochecer..? lo digo por la picardía de la sonrisa...
    Lindo de veras.. besitos

    ResponderEliminar

Gracias por leerme