jueves, 2 de agosto de 2012

Un paraíso

Playa de Lanzarote


Despierta el día.
desnudo de nubes, avaro de lluvia.
La sed de mar guía el paso
entre los árboles teñidos de brisa
azul que, salada y húmeda,
se pega a los labios..
Una riera disfrazada de boulevard
conduce cuesta abajo hacia
la playa suave y blanca.
Extenso alfiletero en el que revolotean
las sombrillas multicolores.
En la costa ribeteada de pinos,
un viejo faro permanece anclado
a su espina dorsal.
Silencioso y ciego, aparenta vigilar
a los piratas que chapotean en la orilla
a bordo de sus colchonetas hinchables.
No hay silencio, ni paz.
Sólo pechos al sol, hombros
enrojecidos y la arena impertinente
que trepa hasta las orejas.
¡Esto es un paraíso!

2 comentarios:

  1. Cuando la paz del cuerpo y el alma están en perfecta unión, cualquier lugar puede ser un paraiso.

    Besos

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  2. Bueno, pues es un paraíso, con arena, sombrillas, sol y gentes de aquí y de allá. Incluídos todos, yo también.

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Gracias por leerme