domingo, 11 de diciembre de 2011

Mi acacia

Camprodón, foto de Gloria Reyna


Las ramas de la acacia
se entrelazan con los hierros
del balcón que se asoma a la plaza.
Su sombra refresca la casa
y acaricia las frentes dormidas.

Las golondrinas vuelan a sus nidos
mientras el sol penetra por
una rendija como si fuera una flecha.
Miles de pequeñas partículas de polvo
aprovechan para unirse en un ir y venir
incesante y desordenado.
¡la última que cierre la puerta!,
y una mosca choca contra el cristal.

Es la hora de la siesta,
de sueños y encantamientos.
Lo ha dicho la sirena
y la casa enmudece toda.

5 comentarios:

  1. Tomar una siesta
    en ese beatífico paraje
    se me antoja que es
    una bendición.

    Mil besos

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  2. Me gusta esa frase: "Lo ha dicho la sirena y la casa enmudece toda".

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  3. Y esa acacia con su embriagador aroma que parece que llega hasta aquí con tus versos y esa fotografía preciosa, querida Gloria.

    Que pases unas Felices Fiestas, besos.

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  4. La hora de la siesta es intocable! y con vistas a Camprodon que más se puede pedir... Hasta pronto!

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Gracias por leerme