Foto de Gloria Reyna |
Como en un samovar
abrigo mi amor
entre agua y miel.
Cada noche de plenilunio
invento sobre la cara oculta,
aspiro el aroma del recuerdo.
Ensueños de noches,
de noches de azul
donde la ceniza transforma la realidad,
donde los colores y las líneas
dependen del cristalino
con el que se mira,
del ángulo con el que se inclina
la segunda oportunidad.
Entre el Sol y la Luna,
el misterio de la luz y de las curvas,
de los picos romos,
de las miradas sin punta.
Adiós a las paralelas
que nunca se encuentran.
En una noche de Luna Azul,
entre olas y ondas,
dejó de brotar la herida.
Un gran paraje
ResponderEliminardonde anclar
el amor.
Besos
Cierto. Las paralelas siguen una misma dirección pero nunca se encuentran. El samovar me ha recordado a mis queridos clásicos rusos.
ResponderEliminarUn abrazo, Gloria.
Hoy tengo para regalarte una luna, si la quieres, hoy puedo conseguirla.
ResponderEliminarGracias Marisa y gracias Óscar por vuestra compañía y también por vuestros siempre amables comentarios.
ResponderEliminarBienvenido Ignacio a "Mis momentos" y mil gracias por tu generosidad, ¡¡nada menos que me regalas la Luna!!!
Cariños para todos
Encantador... que deje de brotar la herida, si, eso... que el cristal sea luminoso. Un abrazo sin paralelas.♥
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