Camprodón, foto de Gloria Reyna |
A jirones dejó lo que quedaba.
Lo que no sabe es que
ya estaba rota.
Hace tiempo que se extravió
en un viaje sin billete de vuelta.
¿Y entonces?
A qué ese suspiro surgido
de la nada.
A qué ese llanto derrochado
en tierra baldía.
No importa.
Haré como siempre,
como hasta ahora,
cerrar los ojos por el día
y abrirlos por la noche.
Si por lo menos pudiera
hablar sin palabras.
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