Pasear por las calles
atravesadas por este tráfico
denso y ruidoso, mientras intento
saborear tus recuerdos,
es como echar sal a la miel.
Cuento los pasos cebras y
los semáforos en rojo que me retienen
interminables segundos.
Contemplo, allá arriba, en un balcón
lejano, flores rojas y blancas que
imagino familiares geranios.
¿ serán almendros en flor?
Y esa gaviota que grazna,
¿no será un mirlo blanco?
Tal vez te encuentre
entre los estantes abarrotados
del supermercado, entre las fechas
de caducidad de alineados envases.
¡Con el hambre que yo tengo
de tus besos!
Compruebo detenidamente
los contenidos en grasas y proteínas.
Intento leer entre líneas
por si en esas letras tan chiquitas
hubiera algún rastro de ti.
Yo, amor, que en esta ciudad
tan indiferente,
voy a tu encuentro.
Qué suerte tiene, si la letra va con la música.
ResponderEliminarUn dulce recuerdo
ResponderEliminarcompañero en la ciudad.
Un beso