Lámpara, Masnou. Foto de Gloria Reyna |
Pensé que como a Abraham
pararía su brazo.
Que el crujir de dientes
llegaría a sus oídos
y los lamentos abrirían sus puertas.
Soñé que ganaba
un pulso al destino.
Pero no supe pedir clemencia.
El cielo se volvió llanto
y la esperanza se hizo noche.
La vida fue frágil destello,
y como el cabo de una vela
apagada con los dedos.
Su cuerpo celeste no puedo
aguantar el peso infinito.
No supe.
No supe, salvar una estrella.
...no supe salvar una estrella"
ResponderEliminarBelleza triste la de tus versos.
Ojalá tuviéramos ese privilegio,
nos conformaremos sabiendo
que iluminan el cielo
de nuestras noches.
Un beso
Gracias, Gloria, por sus cálidas palabras. Y por sus versos tan desolados, pero tan auténticos.
ResponderEliminarUn beso desde Madrid.