El Montseny, foto de Gloria Reyna |
En una tarde umbría
bajé hasta lo más profundo
para encontrarme contigo.
Ni un murmullo en el agua
ni en el cielo.
Por llegar a ti
se me clavaron
zarzas en las manos.
En una tarde umbría
en tu dulce lecho,
entre la hojarasca,
quedó olvidado
quedó olvidado
nuestro deseo.
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Una tarde umbría
ResponderEliminarde silencio y recuerdo.
Me gusta tu poesía.
Un saludo.
Las tardes umbrías son siempre hermosas... como tu poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermosa melancolía.
ResponderEliminarMuy lindo esto....igual cada vez que esa hojarasca resuene en un crepitar, ese deseo emanara el viejo aroma...
ResponderEliminarSALUDOS
STAROSTA
(UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)
Gracias a esa tarde umbría, nació tu preciosa poesía,
ResponderEliminarque tengas una feliz semana.
un abrazo.
No está nada mal este poema breve tiznado del color de la melancolía. Eso sí, te recomendaría no terminar un verso con un verbo ("quedó"); desluce.
ResponderEliminarUn abrazo.