Foto de Gloria Reyna |
Este extraño poema
no atiende a nada.
Desahogo de mi voz callada
que guarda silencio.
Ni quiero ni puedo olvidar
Conocer cual fue el combustible
empleado para que ardiera.
De dónde surgió esa potencia
que lo consumió todo.
Llama inagotable
que a cualquier descuido
rebrota con la misma virulencia.
No sirve de nada echar tierra encima
Ahogar la llama, olvidar por decreto ….
No me da la gana.
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No importa tanto conocer el porqué del ardimiento de la llama, sino el hecho de que arda interminablemente.
ResponderEliminarUn beso.
(Carlos del Blog Apenas penas)
Caramba. Pues ya puede temblar, si la intensidad de tu memoria es como la de tu pluma.
ResponderEliminarLa pasión amorosa -que no el amor- como las emociones, siempre intensa pero breve en el tiempo.
ResponderEliminarNi ahogar, ni enterrar, ni olvidar, dejar que te atraviese.
Duele.
Dejar que se consuma.
Duele.
No retenerla.
Duele.
Dejar que se vaya -acto de amor-.
Libera.
Observar.
Y observarse.
Gracias por tus poemas.
Un saludo,
Hibiscus
HOLA
ResponderEliminarMUY LINDO
Y si nadie quiere paz...quien se la da??? como dice spinetta:
"Pero la paz
en mi nunca la encontraras
si no es en vos
en mi nunca la encontraras...."
SALUDOS
STAROSTA
(UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)
Un poema de gran profundidad, con una voz plena que se enfrenta a la vida, me gusta mucho, besos
ResponderEliminarLa espada de fuego, rompe todos los círculos y libera quienes somos, me encanto tu poesía, solo síguela, un abrazo desde Chile,
ResponderEliminarArde la llama en silencio
ResponderEliminaresperando a la ráfaga
de viento
que la vuelva a brotar.
Un precioso poema.
un poema bello, olvidar lamentablemente nunca es voluntario, o quizás es mejor así, pues nos protegemos de borrar en un arrebato aquello que en un futuro nos hará sonreír, recordar que hemos vivido.
ResponderEliminarun abrazo