Barcelona, foto de Gloria Reyna |
En una tarde de cielo herido,
la inquietud y la esperanza se mezclan
y entrecruzan en ordenada y muda fila.
Imposible adivinar quién es el perdedor
de esta ruleta invisible y desalmada
que gira sin cesar.
Después de años de servicio,
salió por la puerta de atrás
acompañado por una sonrisa
de cristales afilados y
por el gélido adiós que se dispensa al difunto
al que, ya hace tiempo, se ha enterrado.
Atareada en la rutina diaria
la calle apenas le presta atención;
uno entre cinco millones carece de interés,
ya está habituada a esos rostros evasivos,
huérfanos de esperanza, que no aciertan a adivinar
cómo se quebró la línea recta e inamovible de su vida.
Sus pasos extraviados
lo arrastran hacia el sosiego momentáneo
que deja el alcohol en la mente.
Un trago de coraje para enfrentarse
a esos ojos acusadores y adivinos
que le esperan y que le duelen más
que esta tarde de cielo herido.
Un canto a la realidad que nos pesa como una losa en esta España que se empeña, de momento, en no ver, no ser y no estar.
ResponderEliminarNo importa pais esto es mundial, para quien hemos estado en esos zapatos... triste
ResponderEliminarTerrible el tema del desmpleo que no afecta tan solo a ese ser que cruza la puerta de la que hablas querida Gloria, sino a toda una estructura familiar y social .
ResponderEliminarUna actualidad tajante y amarga .
Hermosas letras , un abrazo enorme.
Malusa