Foto de Gloria Reyna |
Extraña vida.
Así no tenía que ser.
Sorpresa tardía y amarga.
Cómo explicar lo que siento
desde esta habitación inhabitada,
desde este corazón sin latidos.
Rodeada de sonrisas
que huyen presurosas,
de palabras de aliento que apenas
me rozan la mejilla.
La frente me arde.
Lo sé porque el frío es extremo.
Como en una noria de feria
los días giran a mi alrededor
empapados en desaliento.
-¡Calla pena, no amargues la fiesta!
¡Cáspita! que poema más dolido.
ResponderEliminarLa tristeza inunda unos versos rebeldes que necesitan la luz del alma. ¡Alguien anda en horas bajas!
ResponderEliminarBesos
Gracias José Manuel, no había pensado que eran rebeldes pero puede que tengas razón. Me gusta.
EliminarUn abrazo
A veces la vida nos depara
ResponderEliminarfrías sorpresas
cuando esperábamos
la calidez que arropase
los días.
Un abrazo muy grande
Muy cierto querida Marisa, tendremos que tener el coraje para afrontarlas.
EliminarCariños
Has explicado muy bien lo que sientes, es la historia de siempre y quienes la vivimos, la sabemos.
ResponderEliminarBesos desde Jaén.
Bienvenida a mi pequeño espacio y muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos
Es triste, es cierto, pero sin esos contrastes, como podríamos disfrutar después de la alegría, un besito cálido amiga,
ResponderEliminarMil gracias querida Carmen.
ResponderEliminarY es muy cierto, la vida está llena de contrastes.
Besos