Foto de Fernando Reyna |
Un retoque aquí y otro allí.
Pero no hay forma.de frenar el almíbar
que sale a raudales con empalagoso sonsonete.
No es el murmullo del agua,
del ir y venir del continuo oleaje,
sino una corriente pesada y pegajosa
con la que se corre el peligro
de convertirse en esclavo de la insulina.
No tengo otra cosa para echarme a la boca.
Así que extenderé un mantel imaginario
bajo los pinos, a orillas de ese mar edulcorado
y untaré las palabras que tengo pendientes
de escribir, en rebanadas de nubes.
Me contentaré con esta playa inhabitada
de un invierno cualquiera.
Con recuerdos de brisa,
de encajes de espuma sobre la arena.
Y treparé hasta ese horizonte
al que sólo se asoman los enamorados.
Allí la gaviota detendrá el vuelo
y yo seguiré soñando castillos en el aire.
¿Son dos poemas separados y que ha unido tu amor por la escritura? ¿Uno, quizás, el de la melaza que se pega y arrastra? ¿Otro el de la brisa, el horizonte donde se pueden construir castillos en le aire? ¿Dónde se une estos dos mundos? ¿Por qué? Seguro que tú sí lo sabes ¿Me lo puedes decir?
ResponderEliminarEs uno hecho de un tirón pero después de ser incapaz de hacer uno en plan romántico sobre el mar, sólo me salía azúcar, muy empalagoso. Así que es uno pero tal vez como tú has intuido dos.
EliminarO tal vez sea mi espíritu contradictorio que siempre empiezo de una manera y termino de otra.
¿te vale esta respuesta?
Mas que de sobra. Gracias por la respuesta y el poema "hecho de un tirón"
EliminarUna imagen que invita
ResponderEliminara soñar y a mecerse como
esas gaviotas.
Mil besos
Gracias Marisa por tu comentario.
EliminarCariños
Beautiful, just very beautiful.
ResponderEliminarThanks my friend!
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