se adentra en la playa
y llega hasta la casita
Una farola rota da la bienvenida
Los escalones de la entrada crujen
no hay forma de pasar desapercibido
Corroída por la humedad y el salitre
apenas queda en la fachada un trozo de pintura,
solo desconchones de un turbio azul cielo.
La buganvilla sedienta se ha adueñado
de la fachada posterior y ahoga
con sus ramas los dos ventanucos
que se abren a la via muerta del tren.
Ya no hay peligro, la vida se fue
con el último tren.
Ahora sólo queda el reloj sin agujas,
cristales por el suelo en mil pedazos,
Y esa bruma que lo envuelve todo
como en un sueño roto.
11-03-2011
Foto: Antonio Marset |
Misterioso. Una escena que con final feliz.
ResponderEliminarPues más que sueño, parece una pesadilla ami.. final feliz dicen por alli....mmmmm esa estación quedó hecha trisaz....
ResponderEliminarNo deja de ser bonito y mas que bonito, interesante