Playa de Lanzarote |
Despierta el día.
desnudo de nubes, avaro de lluvia.
La sed de mar guía el paso
entre los árboles teñidos de brisa
azul que, salada y húmeda,
se pega a los labios..
Una riera disfrazada de boulevard
conduce cuesta abajo hacia
la playa suave y blanca.
Extenso alfiletero en el que revolotean
las sombrillas multicolores.
En la costa ribeteada de pinos,
un viejo faro permanece anclado
a su espina dorsal.
Silencioso y ciego, aparenta vigilar
a los piratas que chapotean en la
orilla
a bordo de sus colchonetas hinchables.
No hay silencio, ni paz.
Sólo pechos al sol, hombros
enrojecidos y la arena impertinente
que trepa hasta las orejas.
¡Esto es un paraíso!
Cuando la paz del cuerpo y el alma están en perfecta unión, cualquier lugar puede ser un paraiso.
ResponderEliminarBesos
Bueno, pues es un paraíso, con arena, sombrillas, sol y gentes de aquí y de allá. Incluídos todos, yo también.
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