Entre tu y yo

Flores en El Masnou, foto de Gloria Reyna

No me pienses más,

déjame volar.

Desata mis amarras, corta mis ilusiones,

no me dejes soñar.

Tapa mi boca, cierra mis ojos

y ata mis manos.

Que surjan mares entre las tierras

para cerrar tu paso.

Que se alcen muros de silencio

para que no nazcan los arrullos.

Y si hace falta

cavaré una fosa bien profunda

para enterrar mi latido

No quiero encontrarte en mi camino

ni que nazcan flores de esta tierra.

Porque mi sombra huye

de esta lluvia tardía,

de este cielo de nieves.
Entre tu y yo.

Castillos en el aire

Foto de Fernando Reyna

Un retoque aquí y otro allí.
Pero no hay forma.de frenar el almíbar
que sale a raudales con empalagoso sonsonete.
No es el murmullo del agua,
del ir y venir del continuo oleaje,
sino una corriente pesada y pegajosa
con la que se corre el peligro
de convertirse en esclavo de la insulina.
No tengo otra cosa para echarme a la boca.
Así que extenderé un mantel imaginario
bajo los pinos, a orillas de ese mar edulcorado
y untaré las palabras que tengo pendientes
de escribir, en rebanadas de nubes.
Me contentaré con esta playa inhabitada
de un invierno cualquiera.
Con recuerdos de brisa,
de encajes de espuma sobre la arena.
Y treparé hasta ese horizonte
al que sólo se asoman los enamorados.
Allí la gaviota detendrá el vuelo
y yo seguiré soñando castillos en el aire.

Mar adentro

Mar adentro, foto de Gloria Reyna

Eran otros tiempos 

cuando podía respirar hondo,

cuando no buscaba nada

pues ya lo tenía todo.

La mañana no hería,

extendía sus alas de invierno.

sobre la playa de tu piel.

y mar adentro nos perdíamos

hasta que ni siquiera nosotros

reconocíamos nuestras huellas.

Era nuestro pequeño mundo

donde los sinsabores

se deshacían como azucarillos.

Tu boca, encaje de olas,

horizonte que dibujaba  con mis dedos.

Allí las palabras entredichas

llenas de silencios lo eran todo.

Al amor del agua

até mis sueños a los tuyos,

castillos en el aire sin yo saberlo.

Cierro los ojos.

Eran otros tiempos.

Campo de batalla

Callejuela, Barcelona. Foto de Gloria Reyna

En el corazón llevo las heridas

que te recuerdan ya para siempre.

Imposible borrar lo dicho o hecho.

¿fueron los colores de mis alas

los que enturbiaron tu razón?.

Quiero vestirme de nuevo

con el rojo vida, con el verde esperanza

con todo los colores

excepto con la negrura de tus insultos

o la de tu indiferencia

-no sé que es peor-

Demasiado bien me conoces,

así que sobran las palabras

en este velatorio de viejas caricias,

en este campo de batalla

donde sólo quedan victimas.

No sé si he ganado o he perdido

Eso ahora, no importa.

Atrás quedan el frío de tu mirada

y los colmillos de tus palabras.

Otro camino me espera.

Nota: Inspirado en la situación que atraviesa  mi querida M.C.

Gélido invierno

Plaza Cataluña, Barcelona. Foto de Gloria Reyna

Encerrado.

Entre cuatro paredes de bruma

ajeno a lo que sucede,

a lo que siento.

Por eso, en tu ausencia

me entrego a esta tierra que piso

que me ata a ella con su olor a escarcha.

¿Para qué te quiero sino te siento?.

Aunque me resista, sus manos heladas

me atrapan como a una mariposa en invierno.

No sé si es de día o es de noche.

No recuerdo.

Mi amor no sabe de relojes

que marcan horas desnudas, 

ni de los  tiempos vacíos que se columpian en ellas.

Descubrir el camino de vuelta

cuando ya las luces se han apagado,

cuando ni las estrellas aparecen …

me tomará un tiempo.

No quiero acabar en los brazos

de cualquier cuneta hambrienta.

Esperaré otro sol, otra luz

que acabe con esta noche empañada

de gélido invierno.

El encargo

Tengo un problema

que no sé como resolver,

decirte que te quiero

sin decírtelo, sin palabras.

Confesártelo así delante de todos,

como es tu deseo, me hace sonrojar.

Sabes que siempre espero

que me adivinen.

No sé me da muy bien hablar en público

aunque ese público sólo seas tú.

Así que dejaré que me sigas leyendo

en silencio, casi a escondidas

sabiendo que escribo para ti

porque estás en mi memoria

hasta que esta se borre

o hasta que la sangre,la nuestra,

deje de corrernos por las venas.

Alguna vez, inconscientemente,

nos hemos herido,

yo con mi frialdad empapada en agua,

tu con tu lengua afilada.

Puede que aún estemos a tiempo

de beber agua de primavera,

de recordar viejos tiempos.

Noches de confidencias

donde seguíamos con los dedos

el camino de las estrellas.

Y así, sin palabras,

en la oscuridad de la noche

en la clandestinidad del silencio

sabrás que te quiero.

PD: Dedicado a P.A. 

El brocal del corazón

Foto de Gloria Reyna

Busco en el hondo de las aguas

y entre el musgo que verdinegra las piedras

para encontrar las palabras.

Pero no sé que más decirte

que no te haya dicho.

No sé que más darte

que no te haya entregado.

Tendré que buscar

en otros lugares,

en paraísos imaginados

donde el alma

se disfraza de claridades,

donde las emociones

desborden de lunas llenas.

Tal vez allí,

mi voz consiga llegar

hasta el brocal de tu corazón.